Un informe divulgado el año pasado por la ONG Save the Childrenllamado Hasta la Última Niña indicó que Cuba es el país de América Latina y del Caribe que ofrece mejores posibilidades para el desarrollo de las niñas. Suecia quedó con la 102ª posición. Entre los puntos tomados en consideración para componer el ranking están los índices de casamiento infantil, embarazo en la adolescencia, mortalidad materna, mujeres en la política y acceso a la educación.
De acuerdo con la ONG, eso sucede debido a la política sustentable de educación y salud pública, gratuita y obligatoria, además de que los padres tienen vínculos afectivos más fuertes, con sus hijos y de existir un fuerte combate a la violencia sexual contra los niños. En Cuba, el acceso a la información y el servicio de calidad sobre salud sexual y reproductiva es un derecho fundamental. La protección social de las niñas y los servicios públicos son mecanismos importantes para garantir esos derechos. Siendo así, el país es referencia en el tratamiento de esas dificultades a través de la educación sexual. Hace más de cincuenta años el gobierno cubano se preocupa con eso, desarrollando estudios y educando a los niños en las escuelas, instituciones de salud, comunidades y por los medios de comunicación.
Para la defensora de los derechos de los niños Rebeca Zakayo Gyumi, el informe aborda muchos obstáculos que las niñas enfrentan para alcanzar su potencial total. “Llega en un momento crucial en que nuestros líderes se comprometieron con una serie de convenciones internacionales que exigen que ellos críen estructuras habilitadoras que evidencien la protección de las niñas y permitan que se libren de las costumbres y tradiciones perjudiciales que todavía las reprimen. Es hora de que nuestros líderes se envuelvan en lo que prometieron, es hora de que ellos actúen. Debemos libertar a las niñas de todas las dificultades que tienen y capacitarlas para defender sus derechos y hacer oír su voz” declaró al documento publicado por la ONG.
De acuerdo con la Unesco, las niñas son las primeras a tener negado el derecho a la educación. La desigualdad sigue principalmente en losEstados Árabes, en el África Subsahariana y en Asia Meridional y Occidental. En África Subsahariana, 9,5 millones de niñas nunca entrarán en una clase. En el caso de los niños, serán 5 millones. En Asia, 80% de las niñas que están actualmente fuera de la escuela nunca recibirán educación formal, lo que equivale a 4 millones. Entre los niños, menos de 1 millón nunca recibirán una educación formal.
Entre los países latinoamericanos con peor educación para las niñas están Haití (30º), Guatemala (31º) Honduras (46º) Brasil (52º) y Bolivia (57º), según datos de la Campaña ONE. La falta de profesores es frecuentemente un problema común en la mejora de la educación de los países más pobres. El año pasado, la ONU dijo que otros 69 millones de profesores tendrán que ser contratados antes de 2030, si los objetivos educacionales globales fueren alcanzados. “Más de 130 millones de niñas todavía están fuera de la escuela – más de 130 millones de potenciales ingenieras, empresarias, profesoras y políticas cuyo liderazgo, está siendo desperdiciado en el mundo”, dijo el presidente de una campaña, Gayle Smith. Para Smith, el fracaso de la educación de las niñas es una “crisis global que perpetúa la pobreza.”
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